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Arlas

 Partimos desde el Collado de Ernaz o Collado de la Piedra de San Martin, al que accedemos desde Isaba remontando el valle del Roncal-Belagua.




Al poco tiempo de comenzar la ruta ya podemos ver silueta del Arlas, en el horizonte la pirámide del Auñamendi.



Atravesamos un pequeño valle y unos cuantos prados herbosos y enseguida nos plantamos bajo el Arlas, nosotros lo bordeamos y lo atacamos desde su cara sur.



             Solo hay que seguir la senda por el vértice. fuerte pendiente y en un plis arriba.






  Las vistas son muy bonitas, donde se puede ver toda la zona de Larra y su caos de piedras.


Arlas 2044m




 Es una ruta muy cortita pero bonita e intensa, (apenas 4 km ida y vuelta). Aunque nosotros aprovechamos para visitar la zona kárstica de Larra y ascender el Auñamendi.
Aquí tienes infinidad de rutas por descubrir.
 

Auñamendi


 Desde el Collado de Ernaz o Collado de la Piedra de San Martin, al que accedemos desde Isaba remontando el valle del Roncal-Belagua.



Cruzamos un pequeño valle y algunos prados herbosos, por una senda muy pisada y enseguida nos ponemos a los pies del pico Arlas.



En un principio la idea es dejarlo y subirlo a la vuelta, pero no me puedo resistir a la senda que asciende por su vértice.



De vuelta a la senda que nos lleva al Auñamendi, enseguida entramos de lleno en el laberinto kárstico de Larra.



El caos de piedras y agujeros es bestial, varias marcas y el terreno hace difícil seguir el camino, pero con la pirámide del Auñamendi al fondo como referencia, vamos atinando.



Después de una fuerte remontada final , hacemos cima en la que curiosamente me encuentro solo, no hay nadie.



                                                                  Auñamendi 2504m



    Vistas brutales, disfrutar de la cima de la vistas y de la soledad y comienza el descenso.



En la bajada ya me encuentro con otras y otros mendizales, por un momento creí que estaba solo en el mundo, je,je,je,





         Vuelvo a entrar en el laberinto de Larra y por despiste regreso por otro camino.






                           Ultima miradita a la enorme y preciosa cima del Auñamendi.



Mulhacen

 Viaje relámpago a Granada, para subir el Mulhacén.




Hacemos noche en la localidad de Trevelez, esta vez me acompaña Ian y tempranito con la fresca arrancamos para arriba.


                      Enseguida empieza el desnivel y también la belleza del paisaje.

                                       Dejamos atrás el llano de la Campiñuela.


                           Ultimo repecho y foto en la cascada de Las Chorreras Negras.



Unos Rebecos nos reciben en las siete lagunas, desde donde podemos ver ya la cima del Mulhacén.





Siete lagunas.

Desde la Cuesta del Resuello las vistas son espectaculares, es curioso pero apenas nos hemos juntado con tres personas.


            Desde la loma ya podemos ver la marabunta de gente que se agolpa junto a la cima.

La gran mayoría han subido en autobús hasta una zona de acceso  "Alto del Chorrillo" que les deja a unos 2750m.

Me llamo mucho la atención esa alternativa y el tipo de personas que frecuentaba la cima.


                                                          Cima del mulhacen 3479m.



Fue complicado hacerse la foto.



Aqui disfrutamos de las vistas y bajamos hacia Trevelez por el Barranco del Chorrillo.




Visita a Granada capital, unas cervecitas y vuelta a Agurain


La Amilamia de Lezao

                                                       

                                                           LA AMILAMIA DE LEZAO

Hace muchos años en Agurain se contaba la historia de una bella dama, una "lamia" ó "amilamia" que habitaba en la cueva de Lezao, debajo de las Peñas de Iturrieta, entre Eguileor y Alangua.

Los más viejos contaban que era muy hermosa y que la habían visto peinarse su larga cabellera rubia con un peine de oro al borde de un estanque de agua que venía de la cueva y que le servía de espejo. Decían que ésta hermosa mujer salía cada amanecer de la cueva y se le oía cantar mientras se peinaba.

Un día un joven pastor que cuidaba el ganado por las "aldabas" de Entzia se quedó dormido debajo de las peñas de Atokolarri y cuando se despertó, se encontró con una hermosísima mujer, no podía creer lo que estaba viendo, las historias que contaban en el pueblo los viejos se habían hecho realidad, allí delante de él se hallaba la más bella mujer que jamás había visto, justo debajo de la cueva de Lezao en un pequeño remanso que formaba el río, peinando sus rubios cabellos con un peine de oro.

El joven quedó prendado de la amilamia, durante un buen rato estuvo hablando con ella, él le contaba el hambre que había en la zona y lo pobre que era, hasta que llegó la hora de bajar el rebaño y ordeñarlo, entonces se despidió de ella y cogió el camino de regreso.

 A la mañana siguiente volvió a subir por la regata del río que sube a la cueva, allá estaba de nuevo peinando sus rubios cabellos la hermosa mujer; siguió subiendo día tras día hasta que en el pueblo le notaron que estaba muy enamorado y entre burlas éste les contó la historia de la mujer que cada mañana le esperaba cerca de la cueva de Lezao.

 Algunos en el pueblo se rieron de él diciendo que eran fantasías suyas y que había soñado las historias que contaban los mayores. Harto de las risas de los amigos y vecinos una mañana subió a la cueva y contó a la "lamia" lo que se estaban mofando de él sus amigos y lo que estaba pasando en el pueblo.

La "amilamia" se compadeció del pastor, entró en la cueva y sacando de la cueva un cedazo se lo dio y le dijo:

 - Toma éste cedazo, cada vez que lo muevas saldrá harina de él. Nunca más se volverán a reír de ti, ni volveréis a pasar hambre.

 El pastor enseñó a su familia lo que le había regalado la amilamia y al mover el cedazo vacío y ante el asombro de sus padres, pudieron comprobar como salía harina para hacer el pan. Bajó con su familia a Agurain puso una panadería y vivió muy feliz durante muchos años.

Cuando ya de muy viejo murió fueron a buscar el cedazo a la panadería, pero nadie encontró nada, dicen que el cedazo de oro está enterrado en la parte alta de la cueva de Lezao junto a un peine también de oro, pero desde entonces nadie lo ha vuelto a ver.




agurain

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