LA AMILAMIA DE LEZAO
Hace muchos años en Agurain se contaba la historia de una bella dama, una "lamia" ó "amilamia" que habitaba en la cueva de Lezao, debajo de las Peñas de Iturrieta, entre Eguileor y Alangua.
Los más viejos contaban que era muy hermosa y que la habían visto peinarse su larga cabellera rubia con un peine de oro al borde de un estanque de agua que venía de la cueva y que le servía de espejo. Decían que ésta hermosa mujer salía cada amanecer de la cueva y se le oía cantar mientras se peinaba.
Un día un joven pastor que cuidaba el ganado por las "aldabas" de Entzia se quedó dormido debajo de las peñas de Atokolarri y cuando se despertó, se encontró con una hermosísima mujer, no podía creer lo que estaba viendo, las historias que contaban en el pueblo los viejos se habían hecho realidad, allí delante de él se hallaba la más bella mujer que jamás había visto, justo debajo de la cueva de Lezao en un pequeño remanso que formaba el río, peinando sus rubios cabellos con un peine de oro.
El joven quedó prendado de la amilamia, durante un buen rato estuvo hablando con ella, él le contaba el hambre que había en la zona y lo pobre que era, hasta que llegó la hora de bajar el rebaño y ordeñarlo, entonces se despidió de ella y cogió el camino de regreso.
La "amilamia" se compadeció del pastor, entró en la cueva y sacando de la cueva un cedazo se lo dio y le dijo:
Cuando ya de muy viejo murió fueron a buscar el cedazo a la panadería, pero nadie encontró nada, dicen que el cedazo de oro está enterrado en la parte alta de la cueva de Lezao junto a un peine también de oro, pero desde entonces nadie lo ha vuelto a ver.
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